
02 Abr El estrés de las plantas, cómo evitarlo
Hablamos mucho del estrés de las personas pero apenas somos conscientes que las plantas también lo sufren. Por eso, hoy dedicamos nuestro post a: El estrés de las plantas. En «Mi Jardín Ibérico» al ser un parque sostenible experimental sometemos a nuestras plantas a un estrés hídrico para poder luego asesorar mejor en nuestros proyectos. Anímate y pásate a conocernos!
Aunque parezca mentira el entorno de las plantas en muchas ocasiones dista mucho de ser el ideal. Y esto les provoca alcanzar los límites de sus recursos intentando sobrevivir. Les afecta negativamente de tal manera que las plantas se ven obligadas a realizar cambios fisiológicos con el objetivo de mantenerse con vida. ¡Ojo! cuando se tratan de cultivos esto repercute en la cantidad y calidad de la cosecha.
Es decir, las plantas sobreviven a situaciones de estrés siempre que su flexibilidad adaptativa de su genoma se lo permita. Y ahora veréis a lo que nos referimos.
Tipos de estrés en las plantas
Siempre queremos proporcionar los mayores cuidados a nuestras plantas y cultivos pero no siempre lo logramos. Surgirán irremediablemente situaciones, las cuales les producirá un estrés. Por ello, nuestra intención del post de hoy es que las conozcas y puedas actuar sobre ellas.
Los factores que provocan el estrés en las plantas son:
–Abióticos: y entre estos pueden ser físicos (temperatura, sequía, vientos, inundación,…) y químicos (pesticidas, salinidad, polución, pH del suelo…)
–Bióticos: lucha con otras plantas por el agua y nutrientes, ataques de los animales herbívoros, patógenos,…
Estrés medioambiental
Conocemos «estrés medioambiental o abiótico» de las plantas como aquel originado por aquellos factores físicos del entorno que le rodea que pueden incidir negativamente en su crecimiento y/o productividad. Estos factores pueden ser: la sequia, inundaciones, salinidad, temperaturas extremas, … Y recientemente se descubrió que la intensidad de la luz y el déficit de abonos inorgánicos (nitrógeno, fósforo y potasio) juegan a su vez un rol importante en el estrés de las plantas.
Una curiosidad es que la altura también puede ocasionar estrés. A alturas grandes sobre el nivel del mar pueden darse factores comunes a otras situaciones de estrés pero existen otros propios de esta situación: altos valores de radiación (infrarroja, visible y ultravioleta), grandes fluctuaciones de temperatura, baja tensión de CO2 y de Oxígeno junto a vientos intensos. Por ejemplo, la alta radiación permite altas velocidades de fotosíntesis por lo que necesitan mucha luz para saturarla. Por ello, las plantas de altas alturas tienen una cutícula muy gruesa pues ésta puede producir mutaciones en células somáticas y germinativas que resultan letales en ocasiones.
Incluso, el estrés de un individuo de la plantación puede afectar al resto!!
Estrés mecánico
Se encuentran en esta situación las plantas cada vez que entramos o salimos de un invernadero, por ejemplo. O de un cultivo. Se debe a que cualquier cambio en el entorno que las rodea puede provocar este estrés de las plantas. Las consecuencias suelen ser plantas más pequeñas, lesiones en sus tejidos por manipularlas, … Ambos casos pueden derivar en enfermedades por lo que no es ninguna broma.
Desgraciadamente este tipo de estrés no lo podemos eliminar al 100%. Pero deberíamos tenerlo en cuenta. Por ello, el contacto con las plantas debe ser mínimo.
Estrés debido a la sequía = Estrés hídrico
Es el más conocidos de todos. Los días muy soleados, largas temporadas sin lluvias, … puede provocar que las plantas se marchiten. Esto es debido a que pierden más agua al transpirar que la cantidad de agua que reciben por las raíces vía el suelo. Si no hay agua para transportar los nutrientes desde la raíz a las hojas la planta se muere.
Lo interesantes es que las plantas poseen sistemas eficaces para paliar sus efectos cuando el grado de sequia no es tan extremo. Algunas de sus métodos es transpirar menos cerrando sus estomas. La hierba, por ejemplo, se enrolla en si misma para tener menos superficie expuesta a la luz solar y al viento seco. El inconveniente de estos sistemas es que se reduce a su vez la fotosíntesis que conlleva menor producción de cosecha si la hubiese.
Las raíces también se ven afectadas por la sequia al estar el suelo menos húmedo; sobre todo la capa más cercana a la superficie. Al no existir óptimas condiciones para desarrollar raíces pequeñas próximas a la superficie, se desarrollan solo las más profundas donde el suelo sigue existiendo humedad. Pero esto que puede ser una solución lo es solo en parte. Esta medida requiere mucho más esfuerzo y energía y acaba «malgastando» recursos en esta acción en lugar de crecer y desarrollarse.
Por tanto, lo que hay que evitar es que se estresen y se acaben secando en el momento de la fotosíntesis. Explicaremos con algo más de detalle la reacción en cadena que provoca la sequia: se cierran los estomas de las hojas provocando una reducción de dióxido de carbono disponible. Por lo que no se da lugar las reacciones químicas de la fotosíntesis. Esta escasez de H2C desencadena un aumento de radicales libres que producen antioxidantes para neutralizarlos. Si estos niveles se mantienen en un par de semanas se comenzarán a ver los síntomas de envejecimiento en las hojas. Lo que todos conocemos como hojas amarillas (por la ruptura de moléculas de clorofila).
Estrés por exceso de agua
Ya decía Aristóteles que la virtud está en el punto medio. Un exceso de agua puede ser más letal que su escasez. Se le llama «Hipoxia», un estrés de tipo secundario. Cuando los suelos se anegan no queda suficiente oxigeno disponible. Por qué? Porque la difusión del oxigeno en el agua es muchísimo más lenta que en el aire; unas 10.000 veces al menos.
Cuando no hay oxígeno, las plantas comienzan su respiración anaeróbica de las raíces que lo que hace es producir compuestos tóxicos en la planta. Podrás observar entonces como se produce también un marchitamiento de las hojas, podredumbre en las raíces, un crecimiento menor,…
Estrés por salinidad
Bastante común en las cercanías al mar. El exceso de cloruro de sodio y otras sales en el suelo y/o abono perjudica seriamente a la planta. De una manera, afecta al potencial hídrico del suelo. Cuanta más sal menor potencial hídrico menos agua pueden absorber sus raíces. Por otra parte, altos niveles de sodio y otros minerales son tóxicos impidiéndoles la permeabilidad óptimas para absorber los nutrientes adecuados.
Estrés causado por el calor o exceso de luz
Temperaturas altas dañan a las plantas. Muchos grados reducen la cantidad de agua y terminan sufriendo sequía. Y las quemaduras solares no son sufrimiento único de los seres humanos. Las plantas también pueden sufrirlas. Es decir, al subir el calor las plantas reparten agua desde las raíces a los tallos terminando en las hojas que será expulsada por los estomas vía transpiración. Por tanto, si no hay suficiente agua para todo este proceso ya sabemos cual es el fin.
Estrés por el frío y/o heladas
El frío y la escarcha que deja son enemigos, sobre todo en los ejemplares tiernos de las plantas. Los síntomas suelen aparecer por la noche. Los tallos y hojas se volverán negras mientras que las flores sufrirán decoloración y tal vez no haya fructificación. Se suelen conocer como «heladas negras».
Estrés por productos químicos
Cualquier componente químico en cantidades o aplicado en momento incorrecto producirán daños en las plantas. Lo usual es que se apliquen a través de los pesticidas. Y mirad si deben ser nocivos estos remedios no naturales que los humanos los rociamos con trajes de protección… No solo matas a las plagas que quieres erradicar como objetivo sino que acabas matando también al huésped (la planta).
Otro productos inyectan nitrógeno en exceso, lo cual es también perjudicial para las plantas. Con él buscan potenciar el crecimiento de la planta estimulando determinadas hormonas como el ácido indol acético y las auxinas. Al llegar el nitrato a las hojas éstas producen más proteínas y ácidos orgánicos. El lado malo aparece cuando por ese exceso de nitrato se necesita cationes para neutralizar a los ácidos orgánicos. Lo que moviliza el calcio hacia las hojas y conlleva un desorden fisiológico descomunal con el resultado de pudrición de flores y frutos. Una pena…
Estrés por ataque de patógenos y plagas
Las plantas habitualmente son atacadas por patógenos que producen enfermedades como hongos, virus, micoplasmas, o insectos. Y nuestra solución de pesticidas suelen empeorar a la larga el estado de la planta al desnivelar los nutrientes.

Científicos emplearon una proteína fluorescente para seguir la respuesta química de una planta al recibir un ataque.
Peeero, como ya hemos visto en anterior post estos ataques a las plantas pueden dar lugar a desarrollo y evolución de las plantas con reacciones en cadena entre ambos combatientes. SI quieres saber más lee nuestro artículo sobre lucha química entre plantas y virus.
Estrés mecánico

Consecuencias de las ráfagas del viento en cultivo de tomate
Es aquel ocasionado por daños físicos al utilizar por el ser humano maquinaria. Porque cada vez que actuamos sobre ellas le producimos una herida que termina siendo expuesta a una posible infección.
Opinión sobre los bioestimulante
Para evitar o mitigar las situaciones de estrés en las plantas se han desarrollado bioestimulantes o biofertilizantes con el objetivo de aumentar la resistencia de las plantas frente a estas situaciones o ayudarles a recuperarse de ellas. Se busca potenciar, estimular sus mecanismos secundarios para superar cualquier tipo de estrés que sufra.
Conclusiones
Teniendo en cuenta toda esta tipología de estrés de las plantas, llegamos a la conclusión que en la mayor parte de los casos la situación de estrés se origina en las raíces. Para entender mejor la importancia de las raíces en la planta más información aquí.
Las raíces necesitan desarrollarse continuamente siendo las nuevas las encargadas de absorber los nutrientes y el agua; al menos en mayor proporción. Las viejas se entiende que ya no son tan eficaces. Y hay que tener en cuenta que la vida útil de las raíces es de unos siete-catorce días!!!
Además, las raíces proporcionan el agarre de la planta al suelo, fundamental! Y suministran una hormona llamada citoquitina. Para qué sirven? Pues activan la yemas para que den su fruto. Y regulan el exceso de otras hormonas.
Por lo tanto, aunque no se vean, hay que prestar especial cuidado y atención al sistema radicular de las plantas pues su desarrollo y supervivencia depende principalmente de él.
Link: mijardiniberico
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